lunes, 29 de julio de 2019

Del reconocimiento del Histotecnólogo por parte del Médico especialista en Anatomía Patológica, nace la evolución sostenida en el tiempo, del sistema laboral que los une.


La sistematización y mecanización de un protocolo, suele ser, una de las etiquetas limitantes,  que crea conflictos de carácter técnico a través del tiempo, porque su desarrollo y replicación por un gran número de profesionales en el mundo, parece ser una directriz impuesta en el desenvolvimiento de la misma. En este sentido, este marcado principio, genera poca aceptación a la modificación de esquemas de trabajo estándar y crea por consiguiente, la idea errada de que quien promueve el cambio, entiende poco, o nada de los parámetros ya establecidos. Sin embargo, los profesionales de la Histotecnología, desarrollan constantemente dentro de los laboratorios de Histopatología, diversas y nuevas formas, fundamentadas en referencias bibliográficas certificadas, de abordar los tejidos; incorporando  cambios técnicos  factibles y económicamente positivos, dentro del mundo en el que se labora; los cuales no son siempre bien vistos y que incluso defenderlos e ir en contra de los parámetros comunes, fijados por años, genera caras largas y de pocos amigos.


Es importante destacar que, el hecho de desarrollar procesos que por años han funcionado de manera efectiva, no necesariamente quiere decir que estos no se puedan desarrollar de una manera distinta e incluso todavía mucho más satisfactoria. Tampoco quiere decir que por generar un resultado determinado y esperado, no produzcan otras consecuencias; tanto en el desarrollo técnico del proceso en sí mismo, como  en la bioseguridad del personal propiamente dicho. Puesto que en el mundo de la Histotecnología, para nadie debería ser un secreto que hay múltiples coloraciones, que son excelentes en la determinación de diversas estructuras tisulares y que ponerlas de manifiesto en los preparados histológicos, acarrea riesgos para nuestra salud. Pero por si alguna razón lo desconoces, déjame hacerte una pregunta ¿Conoces los anillos aromáticos?, si tu respuesta es no, te haré referencia a ellos un momento, tomando en cuenta que no todos los lectores de nuestros artículos han de ser profesionales con trayectoria en el área, sino también estudiantes, a los que hay que explicarles con más detalle ciertas circunstancias que puedan afectar su salud física y psicológica durante el ejercicio de su profesión.


En ese sentido, los anillos aromáticos, como el benceno, son hidrocarburos de cadena cerrada que contienen dobles enlaces alternados o conjugados, que al momento de estabilizarlos, a partir de estos pueden formarse colorantes sintéticos que emiten radiación dentro del espectro electromagnético de la luz visible. La Anilina, es una amina cíclica que resulta de reemplazar un hidrógeno de la molécula del benceno por el grupo -NH2, la mayor parte de la histoquímica deriva de la aplicación de estructuras químicas aromáticas policíclicas que tienen como precursor a la Anilina. Con este pequeño, pero poderoso preámbulo, te basta para entender, un principio de toxicidad básico que mi experiencia me ha permitido constatar, pues si no he de estar en lo cierto, quiero que te detengas un poco en esta lectura, y te tomes el tiempo de mirar la estructura química de la Diaminobencidina en la imagen adjunta, y te preguntes ¿que tantas semejanzas y diferencias tiene esta estructura con respecto al anillo de la Anilina?, al responderla, te habrás encontrado con que esta, resulta muy similar químicamente hablando, por tanto, debes saber que la toxicidad de la Diaminobencidina es de tal magnitud, que su utilización reiterada bajo situaciones no controladas, ha sido tan estudiada, que hoy se da por sentado, que su aplicación puede provocar neoplasias malignas en quien la utiliza, en este caso, en nosotros como Histotecnólogos.   
ANILINA



DIAMINOBENCIDINA


Por tanto es mi deber como profesional de la Histotecnología invitarte a investigar siempre, acerca de la toxicidad de los anillos aromáticos policíclios, que ha de ser la estructura predilecta por todos esos “grandiosos” pero tóxicos colorantes, que a veces solemos utilizar de forma insegura, sin entender como estos pueden afectar nuestra salud en el futuro. Por tanto cada vez que realices una coloración nueva, o habitual, te aconsejo a preguntarte ¿Cuál ha de ser su nivel de peligrosidad desde el punto de vista de la bioseguridad?, y de ser muy alto ese nivel, preguntarte ¿Que puedes hacer para cambiarlo? pues respondiendo a ello, quizás encuentres la forma de minimizar los riesgos, porque cancerígenas, todas,  en su mayoría, pueden serlo. Esto, tiene que ser casi una regla previa impuesta siempre, en aras de salvaguardar nuestra salud, antes de la práctica de determinados procesamientos técnicos, ya que el comprender las razones por las cuales me expongo a un riesgo, permite encontrar las herramientas para prevenirlo o minimizarlo, y más temprano que tarde quizás entonces, a partir de su compresión, permitirnos poder sugerir apoyados de un gran equipo, y las referencias bibliográficas respectivas, la propuesta para cambiarlo y erradicarlo.


Sin embargo, me atrevo a decir por colocar un ejemplo sobre la mesa, que el hecho de que el uso de la coloración H&E, haya funcionado por una gran cantidad de años, y esta sea hasta el sol de nuestros días, la coloración de uso predilecto en el mundo, intentar sustituirle, aún cuando fuese demostrable su nivel de peligrosidad, no implicaría tener que alarmarse por que en nuestro abanico de posibilidades no exista otra, que de la misma forma, permita delimitar las características arquitecturales de los tejidos y que incluso lo hiciera de mejor forma, pero no me cabe la menor duda, que llegaría a representar una imposibilidad casi de forma inmediata y tajante, crear la posibilidad de cambiarle, por todo lo que ello podría significar. Con ello, no quiero decir que debemos dejar de utilizar el H&E, ni tampoco que esta es peligrosa, sino que lo traigo a modo de analogía para que podamos comprender, cuán difícil imponerse ante un sistema ya constituido por décadas (en este caso particular la coloración H&E) podría parecer, de acuerdo a su forma de aplicación, cuando está de por medio la literatura que ha girado en torno a ella a través del tiempo, intentar sustituirle. Pues en definitiva resulta a oídos de todos, imposible, impensable, poco factible para la práctica pedagógica de la Histotecnología y así mismo, de la patología; porque modificarla o sustituir de nueva cuenta, no sólo generaría una repercusión significativa en la enseñanza de las mismas, sino que además podría impactar de forma directa en el desarrollo del trabajo del médico patólogo, obligándolo a entender de nueva cuenta el empleo del nuevo método y la repercusión histopatológica sobre el tejido en cuestión, pero sin querer esto dejar de decir, que por que no nos suene, no nos parezca, porque intuimos, porque creemos, que no, el cambio no pueda producirse bajo ciertas circunstancias controladas de forma escalada en el tiempo y debidamente probadas.


Es así como la magnitud de este cambio, que para muchos parecerá descabellado y que en primera instancia, lo primero que se viene a la mente es no hacerlo, pone en tela de juicio una reflexión importante, ¿están dispuestos los profesionales de la Histopatología a acompañar la búsqueda de nuevas técnicas llevadas a cabo por parte de nosotros, los Histotecnólogos, aún cuando estas suponen cambiar los esquemas predilectos ya establecidos por decadas?, ¿Aceptarían las evidencias de un nuevo método de aplicación, propuesto por los profesionales de la Histotecnología, aunque este vaya en contra de su forma habitual de realizar los procesos?, estoy seguro que al leerlo, muchos dirían que sí, pero solo unos pocos en la prácticas de laboratorio, nos lo harían sentir como cierto, pues cuando se trata de que un histotecnólogo propone una idea, esta siempre  tiende a ser vista con recelo e incredulidad. Y es que no hacerlo, no permitir que seamos generadores de cambio, implica salvaguardar y dar por cierto que el aparataje técnico ya existente ha de ser único e irrepetible, y es respetable, pero en mi opinión personal y profesional,  no hacerlo, evita que se genere un constante aprendizaje y por tanto, se cierra la posibilidad de cambio y evolución que nuestro gremio, puede aportar como especialista de la materia Histologica técnica, desde la esencia. Particularmente, no me disgustaría tomarme el tiempo intelectual de intentar modificar un proceso, si en mis manos estuviese el poder de tomar decisiones en una determinada circunstancia laboral, a diferencia de enterrar en primera instancia las nuevas propuestas en áreas del conocimiento que apunten al desarrollo técnico del procesamiento histológico, con nuevos conceptos, y mejores formas de presentarlo. Sin embargo, como a veces no estamos en la posición de poder de decisión, ni de sugerencias, seguimos manteniendo prácticas muy ortodoxas que impiden tal cuestionamiento y restructuración.

De esta manera, se pone en evidencia, la resistencia al cambio, que en definitiva, no es algo nuevo, y ha sucedido desde siempre, cuando los mas pequeños intentan cuestionar determinados procedimientos que por muchos años han sido practicados por los mas "grandes", entendiendo que tal diferenciación no debería siquiera pasar por nuestra cabeza, en un mundo donde la equidad laboral, basada en el respeto del compañero, al talento y buenas practicas de trabajo, independientemente de que su profesión no tenga los mismos lineamientos, debería prevalecer por encima de todo. Y es que, si hacemos un poco de historia, ha sido practicada de forma natural por los seres humanos desde hace miles de años, puesto que desde que somos seres primitivos, siempre nos hemos acostumbrado a elaborar ciertos algoritmos resolutivos de trabajo, a veces de forma inconsciente, de una sola manera y por ende, por décadas se ha juzgado y tildado de “locos” a todos aquellos que se han atrevido a desafiarlos y generar ideas de cambio en determinados procesos particulares. En parte, por la incredulidad de que pudiesen existir nuevas formas, pero en gran medida por el impacto que generaría sobre el ego profesional que se ha de notar al declarar que su forma de hacerlo, siempre ha de ser la única, la mejor, la que por años se ha hecho de tal o cual manera, y que por tanto esta no requiere modificación, y aceptarlo, denota pérdida de poder desde su posición ególatra. Por consiguiente, la persona con el poder de tomar la decisión, de dar el visto bueno para provocar el cambio, a veces suele estar sumergido en un entorno lleno de egos, de titulaciones profesionales e incluso de monopolios industriales que manejan mucho dinero y poder de influencia social. Esto se interpone de manera preocupante, con la ejecución de nuevos paradigmas, que probablemente sean mucho, más eficientes y eficaces o sencillamente desde el punto de vista de salud integral del trabajador, son más factibles y beneficios en cuanto a bioseguridad se refiere, pero que en definitiva, como no representan mayores ganancias, o por que suponen ir en contra de grandes corporativos adueñados de determinadas líneas de mercado, o han de significar un golpe bajo al ego, no se producen.

Pero con esta idea, no solo me quiero referir al poder de cambio que ejerce una industria o un jefe de departamento, ante los que intentan los mas pequeños que hacen vida en un determinado entorno, sino también al poder del entorno propiamente dicho aglutinado dentro de un gremio, de un colegio, sobre ese jefe o industria en su posición única y aparente de tomar decisiones que en determinadas circunstancias y situaciones laborales, perturben la estabilidad psicosocial y económica, sobre los eslabones mas "pequeños" de la cadena. Pues este poder genuino, debe comenzar a imponerse, debe nacer de las necesidades que nos aquejan a todos por igual, y que por tanto requieren de mucha atención, para producir de manera mancomunada la unificación de criterios e ideas que permitan lograr un objetivo común.

En ese mismo orden de ideas, cabe  destacar que, en nuestra práctica profesional como Histotecnólogos,  casi constantemente, intentamos sugerir cambios en el sistema de trabajo, y en el desarrollo de las técnicas, y/o formas de abordar uno u otro problema, sin embargo, en múltiples oportunidades, se cuestiona nuestro conocimiento como especialistas en el área de la histología, pues, se tiene la falsa creencia de que al no ser profesionales médicos, desconocemos como debe ser tratado un tejido, y como un mal procesamiento podría tener suficiente repercusión en la vida de un paciente, atendiendo de esta manera a la inferioridad que la expresión supone. Así mismo, algunos en su mayoría, desconocen nuestros años de carrera, cursos y acreditaciones, que supone en cualquier profesión del mundo mayor experiencia y que por tanto la mejor demanda de salarios justos de acuerdo a la preparación y mérito, sin embargo en nuestro caso particular, como Histotecnólogos, tiende a ocurrir prácticamente lo contrario, devengando de esta manera salarios irrisorios y paupérrimos, sobre todo en latinoamerica propiamente dicho. En nuestra práctica profesional, esto responde muchas veces, a una causa, que ya hemos venido colocando de manifiesto anteriormente: el ego, el poder, y las titulaciones profesionales, donde al recrear una situación, el especialista en patología, por ser el dueño del negocio, (que ha de ser muy diferente a tener la potestad de explotar a un trabajador), y así mismo ser médico (Profesión de mucho renombre de acuerdo a lo que su resultado supone cuando de salvaguardar la vida se trata), y además en muchas ocasiones, desbordar el ego que la trayectoria le “permite” (con el que estoy de acuerdo siempre y cuando se respete al personal que tiene a su cargo), se nos tiende a subestimar y subvalorar nuestro trabajo con actitudes y variedad de comentarios, que nos colocan en ultimo termino en una posición de inferioridad. Como Histotecnólogo respeto la experticia, de un profesional de la Histopatología, que ante un cambio sugerido, bien fundamentado, debate el mismo con la contraposición de ideas de la misma manera bien sustentadas, que en conjunto denotan el primer paso de cambio para con la aprobación o no de una propuesta; que no es otro que el hecho de ser escuchados y además instruidos en por que se podría o no hacer de tal o cual manera. Pero no puedo respetar a aquellos, que no se toman siquiera el tiempo de escuchar el fundamento del profesional en cuestión, sino que de manera directa, toman la decisión tajante de poner en el rincón de la inferioridad y negativa, al Histotecnólogo.


Sin embargo, sería totalmente injusto como Histotecnólogo generalizar e incluirlos a todos en un mismo hecho situacional, puesto que existen infinidad de profesionales de la Anatomía Patológica que reconocen nuestras facultades y abogan incluso por nuestros consejos en el desarrollo y proposición de técnicas varias. Pero si en definitiva,  ha de ser necesario recordarles a través del presente artículo, a otros tantos que no, lo haré con todo el gusto del mundo, por que de ello vivo, y así mismo mi familia, por tanto debo hacerlo respetar. Invitándolos además a entender que nuestra especialidad, no significa ser solo el secretario de los tejidos, con todo el respeto que ser secretario merece, sino que por el contrario, trata de manera minuciosa los esquemas de trabajo del procesamiento de tejidos, aunado al entendimiento de elementos de carácter bióquímico que estos encierran consigo, para poder darle cabida al razonamiento y al conocimiento integrado del por que deben utilizarse unas u otras herramientas que permitan demostrar sustancias químicas propias de los mismos, en estados de normalidad o anormalidad, que son determinantes en la colocación del nombre y apellido de las diversas patologías que aquejan a los pacientes. Y que a través de métodos inmunológicos y químicos, para los cuales, hemos tenido que formarnos arduamente, de la mano de profesionales médicos, biólogos, bioquímicos, inmunólogos, farmacéuticos, microbiólogos, toxicólogos, metodólogos  investigadores, entre muchos otros, en los que invertimos horas de esfuerzo en capacitación, para hacer de nuestro trabajo cada día el mejor, así como el de ustedes en su área de experticia, también merecemos respeto.


Por tanto, nuestro trabajo forma parte esencial y va compaginado de forma perfecta en el objetivo planteado en común: de llegar a un diagnóstico acertado y salvar la vida de un paciente. Este no debe ser dejado de lado, ni mucho menos menospreciado cuando intentamos sugerir modificaciones, y aun cuando exigimos mejor remuneración, pues si algo tiene valor en el mundo han de ser las ideas que permitan mejorar el bienestar de las personas, que el conocimiento cultivado de buenas maneras es el único que permite cosechar, y por el que grandes empresarios con mucho dinero pagarían por tener, pero que sin embargo, el dinero no ha de significar nada, cuando de estas ideas se carece.

En ese sentido, siempre que una idea esté bien fundamentada en los ámbitos necesarios y que además esté representada por un profesional preparado para mejorar y conferir calidad por encima de cantidad y que traduzca esfuerzo en recompensa, como lo es el trabajo del Histotecnólogo, debe ser tomada en consideración y además remunerada tal cual lo merece; porque la finalidad de la misma, no es sólo para enriquecimiento profesional personal, sino que incluye mejores resultados como equipo de trabajo y beneficios para todos los que hacen vida dentro del laboratorio en general.

En ese mismo orden de ideas, resulta un elemento crucial y definitorio, el comportamiento del patrono para con el empleado en un laboratorio de histopatología, pues tiende este, a veces a generar el mandato de una orden de alerta, en la que el Histotecnólogo, debe apurar el procesamiento, “mover más la mano”, “cortar más rápido”, “incluir más rápido”, todo lo que involucre “hacer” debe ser más rápido, a tal punto de que para cumplir con determinados perfiles de contrato debamos especificar, cuantos cortes por hora realizamos, haciéndose muy común en nuestro ámbito por nuestros homólogos, preguntarse entre sí “¿Cuántos cortes realizas tú en tal tiempo?” cual medalla de oro meritoria por número de cortes/hora. Esto, ¡NO!, debemos permitirlo, ni comentarlo, esa no es la forma de medir ni tus conocimientos, ni la calidad de tu labor. Es en definitiva, la forma de medir la “productividad”  de un negocio, para el cual trabajas, lo cual es totalmente diferente y distante del objetivo para el que cual has sido formado, y si tienes alguna duda, pregúntate si ¿Realmente el estudio para el cual has dedicado horas, días y años de esfuerzo para comprender a profundidad la histología y todo aquello que la hace posible a través de la técnica práctica, como un hecho ontológico generador de conocimiento, ha de ser realmente la manera para medir la capacidad intelectual y el valor del trabajo?, yo puedo responderla sin lugar a dudas; con un rotundo no. Pues del ejercicio de la rapidez, solo se genera el cansancio, en detrimento de la calidad.

Cortar más rápido, es una destreza práctica que se adquiere con el tiempo, y si, puede que sea necesaria, pero no siempre ha de ser la más beneficiosa, ni la que deba requerir todos tus esfuerzos por alcanzar, cual trofeo.  Creer en este precepto, ha de ser similar a creer que si dos vehiculos (A y B) del mismo modelo y marca, compiten innumerable número de veces, y el carro A llega siempre primero a la meta, el mismo auto, conforme repita la carrera una y otra vez, pregunto, ¿va a mantenerse sin fallas por más tiempo, que el carro B? ¡FALSO!.  Conforme el vehículo A acelera más y más, para lograr el objetivo, disminuye la calidad, funde el motor, y se queda sin el medio de transporte conforme el tiempo pasa, no así, al carro B. Por lo que  te invito a que seamos aquel carro B, que aunque segundo, se mantiene intacto en el tiempo, y no pierde su valor, no funde el motor de las ideas generadoras, y mantiene saludable el medio de transporte, sus manos, evitando cualquier lesión de tipo ocupacional, de la mejor manera posible perdurable en el tiempo.


Así que, cortar de forma acelerada por citar un ejemplo, de entres tantas labores aceleradas que se nos precisa realizar, no sólo genera muchos problemas a nivel de salud desde el punto de vista articular, pues si lo dudas, te invito a averiguar bajo la siguiente pregunta ¿cuantos han de ser los Histotecnólogos que después de un determinado tiempo de haber sido parte de esta extraordinaria carrera,  terminan con problemas a nivel de la muñeca? Para que te des cuenta que en ese estudio, la representación de lesionados, ha de ser un alto porcentaje.  Ello, debido en gran parte por prácticas poco favorables de forma reiterada; impulsadas en muchas ocasiones por la presión de “productividad” de la empresa, y otras veces por la causa derivada de la falsa creencia infundada desde hace mucho dentro del gremio, incluso dentro de los recintos académicos formativos de Histotecnología, en la que el número de cortes por tiempo determinado, debe ser nuestra meta. Creencia que no solo ha de generar este tipo de riesgo ocupacional,  sino que  además puede generar una herida de significación importante para con el Histotecnológo, por haberse lacerado con la cuchilla del micrótomo, trayendo como  consecuencias para el laboratorio, perdidas de dinero, de tiempo y malos diagnósticos que afectan la vida del personal, de los pacientes e incluso colocándola en riesgo inminente, por daños ocasionados por la misma dinámica acelerada para con la muestra implicada en el proceso.

Por tanto, debemos ser conscientes que el Histotecnólogo, no ha de ser una maquina, para cumplir de forma acelerada, con el procesamiento de un volumen rezagado de muestras, y que lo que tenemos bajo nuestras manos,  no es un producto cual linea de producción en ensamblajes automáticos, perfectamente diseñados y carentes de un alto porcentaje de error, por tratarse de equipos autogestionables; todo lo contrario, se trata de un proceso, en el que el error humano no está exento y que por tanto requiere de sumo cuidado, por tratarse nada más y nada menos que de la vida de un paciente. Ello me lleva a pensar, en ¿Por qué el  patrono en su posición de decisor, no invierte en un nuevo micrótomo y en consecuencia en otro Histotecnólogo para cumplir con la demanda, y deja por el contrario intentar demandar mucha más cantidad de carga laboral  para con el profesional con el que ya cuentan? que aún habiendo cumplido, recibe salarios paupérrimos. Estoy seguro que la respuesta, ha de ser no, por la poca factibilidad económica que esto representa. Pero, cabe entonces destacar, que los Médicos Patólogos como jefes del servicio, cuando el volumen sobrepase nuestra capacidad, deben establecer un límite de recepción de muestras entre tanto el servicio no puede cumplir con la demanda, y no disminuir en calidad. ¿Qué no es ético? ¿Qué se trata de la vida del paciente? y por tanto debemos recibir la muestra. Sí, es verdad, estoy de acuerdo, hasta cierto punto, porque si hay demanda de muestras, quiere decir también que hay dinero de por medio, lo que se traduce en el capital para adquirir mejor equipamiento y personal profesional, no para seguir intentando sobrecargar de mucho más trabajo a quien desarrolla el preparado histológico y coloca sobre la mesa del microscopio.

TALENTO HUMANO Y EQUIPAMIENTO PARA CUBRIR LA DEMANDA

Debemos recordar entonces, que el bienestar físico y psicológico, de quien diariamente convierte minuciosamente un tejido en una obra de arte, tiene un alto valor, porque aumenta las posibilidades de permanencia del mismo, en el área trabajo y además, un trabajador sano, es un trabajador que no tiene faltas por enfermedad, lo que lo hace productivo y monetariamente también favorable para la empresa en cuestión. Es necesario mencionar también, con respecto a mis homólogos en la carrera, que como gremio, debemos apoyarnos, y sobretodo cuidarnos juntos nuestra salud, así como al procesamiento técnico que lleva al desarrollo del diagnóstico certero, aunado a la labor del Médico Patólogo en generarlo a partir de sus conocimientos y experiencias, quienes con el cumplimineto de sus tareas laborales, han de tener el mismo nivel de importancia que nosotros como Histotecnólogos.   

Por estas razones tenemos que hacer entender a aquellos que intentan aprovecharse de las circunstancias de poder, que no permiten sugerencias, y que nos esclavizan a jornadas que no se ajustan a nuestro bienestar, que la Histotecnología, ha nacido para acompañar y satisfacer la necesidad de hacer más específico para un determinado perfil profesional, el desarrollo de todos los fundamentos técnicos y de carácter bioquímico, que permiten llevar a cabo la transformación a través del procesamiento de una muestras de tejido biológico, para administrar además de forma más eficiente y eficaz, el tiempo que el Histopatólogo requiere, para diagnosticar la muestra, permitiendo así, que este concentre todos sus esfuerzos intelectuales en identificar patrones particulares  de enfermedad, y en conjunto con el histotecnólogo poner de manifiesto las estructuras necesarias del tejido, apoyados en herramientas como la Histoquímica, Histoenzimología, Inmunohistoqumica, e Hibridación in situ, entre otros estudios, para lograr de forma mancomunada la resolución satisfactoria del caso en estudio.

Por lo que debemos  reconocer que la labor de nuestros compañeros, los Médicos Patólogos, vale ORO, pero que la nuestra no puede significar mucho menos, pues la excelencia puede ser lograda por cualquier persona, en cualquier área de experticia, independientemente de los años, entendiendo que la experiencia no necesariamente está ligada a los años, sino, a que has hecho con ellos durante el proceso. De esta manera, por citar un ejemplo; dos personas podrían haber tenido diez años haciendo la misma tarea, pero no necesariamente esto conlleva a que uno de ellos lo estuvo haciendo siempre bien, ya que podría en definitiva, haber tenido simplemente diez años haciéndolo mal, y ello, no resultar en experiencia comprobable, si no en costumbre o vicio, con sus excepciones, por supuesto.

Así, para concluir el presente artículo, tanto el Médico Patólogo como el Histotecnólogo, deben reconocerse como dos importantes profesionales de la salud, deben aceptar que pueden aprender uno del otro y que sólo juntos, el logro de mejores y mayores resultados es posible, que si fundamentamos esta relación en el respeto, la aceptación, el reconocimiento y la oportunidad de que cada profesional de la Histotecnología demuestre que está preparado y que además es bueno en su trabajo y pongamos por encima de los egos, el talento, solo así, entonces, tendremos no sólo mejores resultados diagnósticos, sino mejores profesionales y por tanto, una mejor sociedad.
EN EL RECONOCIMIENTO DEL TALENTO MUTUO, YACE LA MAYOR SUMA DE ESFUERZOS MANCOMUNADOS QUE PROPICIEN LOS RESULTADOS QUE QUEREMOS VER EN EL MUNDO.

Autor: Lcdo. Daniel Abrams
Redacción de contenido: Lcdo. Daniel Abrams

3 comentarios:

  1. Excelente artículo, esta es la realidad que debe ser expresada por todos los Profesionales de Laboratorio Clínico de todas las áreas de trabajo.
    Felicitaciones

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    1. ¡Muchas gracias por tu apreciación!.

      En definitiva, si no trabajamos en equipo desde el respeto siempre de las competencias de quienes hacemos parte importante al ejercer nuestras funciones como profesionales dentro del laboratorio, difícilmente podamos lograr hilvanar un trabajo eficiente y eficazmente aceptable en términos de productividad y calidad. Pues toda vez que exista falta de reconocimiento e irrespeto de alguno de los integrantes, la armonía que determina la emocionalidad y motivación con la que se ejerce la profesión carecerá, y por tanto resultara en un mal trabajo, y en consecuencia tendrá repercusiones negativas para con el paciente propiamente dicho.

      Esperamos que nuestra web, haya sido de tu agrado. Y que sigas siendo parte de nuestra comunidad.

      Te saluda, muy cordialmente;

      Pdte. Histoscientifics Daniel Abrams

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